Entrevista de Gianfranco Spada
He tenido la oportunidad de encontrarme con Aina Albo Puigserver en una reciente visita a la isla de Mallorca donde la artista reside y trabaja.
Aina, originaria de Palma de Mallorca, se licenció en Bellas Artes en las Universidades de Salamanca y Miguel Hernández de Elche. Posteriormente cursó estudios de Grabado y Estampación de la Universidad Politécnica de Valencia.
Establecida en su tierra natal, realiza una producción artística muy singular, emparentada con la geometría, pero desde una sensibilidad que trasciende los límites formales de la composición geométrica y se adentra en un dominio conceptual poco frecuente en el ámbito de la abstracción geométrica.
Aina, tu búsqueda artística parece trascender la simple composición geométrica de formas y colores y aspira a ser un lenguaje a través del cual expresas tus inquietudes. ¿A qué crees que se debe esta circunstancia?
Mi obra ha ido adquiriendo con el tiempo, de forma gradual y natural su propio lenguaje geométrico para expresar todo aquello que no es perceptible con los sentidos. Lenguaje abstracto para conceptos abstractos.
La geometría me resulta el medio más natural para tratar de representar todas esas sensaciones, emociones o expresiones del carácter. Para muchos de esos conceptos tomo prestadas formas geométricas que se producen en la naturaleza. Desde los últimos dos años estoy trabajando interpretaciones muy libres de efectos lumínicos atmosféricos y composiciones geométricas que aluden a elementos del paisaje.
Desde el momento en el que conocí tu obra, hace unos tres años, percibí en ella algo diferente a los rasgos comunes tanto de la abstracción geométrica actual como la del pasado. Al principio, de forma muy simplista, quise ver en ella una connotación femenina. Es una geometría muy femenina, me decía. Más allá de esta simplificación, sigo pensando que algo de ello hay pero, evidentemente, no es suficiente.
Es curioso que digas de mi geometría que es femenina porque en ocasiones me han dicho eso y en otras todo lo contrario. Creo que lo que ocurre es que nos cuesta desasociar la obra del artista y quien se enfrenta a mi obra conociéndome, ve algo “femenino”. Por el contrario, nuestro subconsciente sigue pensando en “el artista” como una figura masculina y, cuando alguien que no conoce mi trabajo se sitúa frente a la obra sin ver el nombre del autor, la ve más “masculina” o al menos se sorprende al saber que es obra de una mujer.
De hecho muchas veces he oído comentar que la abstracción geométrica es una corriente muy masculina y que hay pocas artistas que se dedican a ella. En realidad, sabemos que ha habido y hay muchas y muy buenas creadoras que han seguido esta corriente. ¿Crees que la rigidez de las creaciones formales y la frialdad de los constructos normativos de la abstracción geométrica son una limitación para la sensibilidad creativa de las artistas?
Cómo tú bien dices, sabemos que ha habido muchas y muy buenas creadoras y que si sus nombres no han sonado tan fuerte no es por falta de calidad. No creo que la sensibilidad de los artistas tenga que ver con su género, identidad u orientación sexual.
También quiero puntualizar que la rigidez o la frialdad no son inherentes a la geometría. Pueden serlo si así lo decide el /la artista, al fin y al cabo las premisas, sean amplias o muy restrictivas, con las que trabaja cada creador son auto-impuestas. Yo no me siento limitada, y si en algún momento siento que mi lenguaje conocido se me ha quedado corto, es que ha llegado el momento de buscar en otra dirección.
Pascal en sus Pensamientos contraponía el esprit de géométrie y el esprit de finesse, dos principios que tú al contrario pareces conciliar a la perfección. ¿Es esto fruto de tu búsqueda artística o simplemente es debido a tu forma mentis?
Diría que es fruto de ambas. Es cierto que no practico una geometría programática o excesivamente medida, pero tampoco es aleatoria.
Mi proceso de trabajo en dos dimensiones no es del todo lineal pero generalmente empiezo trabajando bocetos rápidos de línea y obras pequeñas antes de empezar alguna pieza grande y en cada uno de los pasos voy alterando las composiciones que en un principio es lo que más me preocupa, por encima de otros aspectos como el color, que se desarrolla más adelante (y que a su vez provocará rectificaciones en la composición inicial). Cada boceto, cada dibujo u obra, plantea posibles variaciones para nuevas composiciones, y aunque dejo que la intuición trabaje en ellas no es suficiente con jugar a prueba y error, hay que analizar y corregir.
Si se trata de escultura el proceso es algo diferente, el trabajo previo es más largo y calculado porque con algunos materiales no hay posibilidad de enmendar.
Es evidente que en tu obra la geometría es casi más un contenedor que el contenido mismo, un lenguaje para expresar que va mucho más allá de lo que con la geometría se puede decir. ¿Cuál es tu relación con la abstracción geométrica? ¿Como te enfrentas a ella?
Para mi es natural usar ese lenguaje geométrico, y quiero resaltar la palabra lenguaje. La geometría es el medio pero no por ello es menos importante que si fuera el fin mismo del ejercicio artístico. De hecho eso lo hace complicado, porque intento conferir a la obra efectos muy sutiles, alusiones a estados de ánimo o sensaciones y si el lenguaje falla, la vista del espectador se queda en la superficie.
La abstracción geométrica es una corriente artística donde la personalidad del artista tiende a desaparecer en pro de una búsqueda anónima, diría casi colectiva. ¿Sientes que la abstracción puede llegar a ser una limitación para ti que tienes un discurso más profundo y articulado?
Es cierto que la geometría es un lenguaje que al ser menos amplio que otros, propicia conexiones o incluso similitudes entre artistas. Hasta cierto punto nos alimentamos unos de otros en un intento de aportar algo más. Entre los que nos dedicamos a hacer geometría es muy habitual buscar referentes cuando observamos una obra de carácter geométrico, incluso frente a la obra de uno mismo. Para mi las similitudes y los referentes no suponen un problema mientras se haga una obra honesta y por el momento me siento a gusto con el camino que estoy realizando y me queda mucho por explorar dentro de la geometría. Cómo evolucionará mi trabajo a largo plazo no puedo saberlo, pero si en algún momento me apetece adentrarme en otros lenguajes, no creo que tenga problema en hacerlo.
¿Crees que tus circunstancias biográficas, como por ejemplo la insularidad en la que vives, influye de alguna manera en tu peculiar percepción de la geometría?
En el color y la luz tal vez si. Las obras que hacen referencia a paisajes de emoción tienen cierta atmósfera que puede ser un eco del paisaje invernal en Mallorca.
Ahora mismo estoy trabajando un proyecto que fue premiado por la Diputación de Soria para creación artística y todas las referencias a naturaleza con las que estoy trabajando, las recopilé en Soria. Será interesante ver como el entorno en el que se trabaja afecta a la obra final.
Tu trayectoria académica es variada, ¿qué recuerdas de aquellos años, como decidiste dedicarte al mundo del arte?
No se puede decir que fuera una decisión consciente de lo que podía suponer para mi futuro, pues sucedió siendo muy joven.
Dejando de lado toda la etapa de la infancia y la pre-adolescencia en las que las actividades relacionadas con dibujo, pintura y arcilla eran el único pasatiempo que realmente me interesaba, creo que el momento decisivo que me ha traído hasta el momento actual fue cuando con 16 años entré en la Escuela de Artes y Oficios de Palma para cursar los dos años de bachillerato. Fue una suerte y un lujo poder estudiar en la Escuela de Artes y Oficios justo antes de que se sacara el bachillerato de sus aulas para convertirlo en Escuela de Diseño. Los talleres y los maestros eran maravillosos, gente de oficio, aprendí muchísimo y determinó el resto de mis estudios.
¿Cuáles son tus referencias a la hora de enfrentarte a una nueva obra?
En general una obra acabada genera interrogantes que impulsan a empezar una nueva. Es cierto que hay momentos en los que una línea de trabajo se agota o voy perdiendo el interés en ella pero eso suele suceder porque hay otra que ha ocupado su lugar. En lo conceptual influye mucho el momento personal en el que esté.
¿Qué artistas han influido e influyen en tu obra?
Muchísimos y muy variados.
Soledad Sevilla, Fernando Zóbel, Salvador Victoria, Georgia O’keeffe, Eusebio Sempere, Gustavo Torner, Hilma af Klint, Manuel Rivera, Joan Claret y un largo etc…
¿Dónde crees que se sitúa en estos momentos tu producción artística?
Creo que he llegado a un punto de excitante equilibrio en el que me reconozco completamente en mi obra y aún así siento que tengo un inmenso camino de experimentación por delante.
Me gustaría ahora entrar un poco más en lo personal, me contaste que estabas a punto de mudarte a un pueblo, lejos del bullicio de la ciudad de Palma. ¿Qué nos puedes contar sobre tu día a día artístico, ¿cómo es tu jornada típica?, ¿cómo trabajas?
Cambiar la ciudad por el pueblo es algo nuevo para mí. Estoy segura que este cambio de vida influirá en mi trabajo pero es pronto para saber cómo.
A la hora de trabajar me gusta tener objetivos a la vista, me motiva para levantarme temprano, a las 7:30, aunque ello no supone entrar en el estudio enseguida. Pasear al perro, café y orden en la casa son prioridad para llegar al estudio con la cabeza lo más clara posible.
En el estudio me gusta tener varias mesas para trabajar en distintas cosas al mismo tiempo ya que las obras necesitan un tiempo de secado entre capa y capa. Mi producción no es rápida y eso me permite dedicarle momentos de análisis durante el proceso. En el nuevo estudio, a excepción de las mesas y una imprescindible estufa de leña, las estanterías y todo lo demás están a medio montar, tuve que empezar a trabajar antes de tenerlo todo como me gustaría para dar salida a los proyectos pendientes.
Me gusta pensar que los artistas que nos movemos en el ámbito de la abstracción geométrica tenemos una impronta biográfica, familiar, social o simplemente geográfica, que nos dirige hacia esta corriente artística. ¿Hay algún factor cercano a ti que te haya podido influir?
Desde pequeña tuve la oportunidad de asistir a clases relacionadas con arte y las llamadas “manualidades”, mis padres vieron que me interesaban y me estimularon en ese sentido.
En mi familia no había un interés especial por el arte contemporáneo. Tal vez mi madre sea la más sensible hacia el arte, ya que dibuja bien y los catálogos de pintores impresionistas, y láminas y posters como los de Georgia O`Keeffe que colgaban en casa creo que eran cosa suya. Después de haber hablado de este tema con otros compañeros artistas, me puedo considerar afortunada porque nunca encontré trabas familiares para estudiar arte.
Compartes desde hace tiempo tu vida sentimental y labor con el artista Robert Ferrer Martorell que también se mueve en los ámbitos de la abstracción geométrica. ¿Cómo es vuestra relación en la producción artística? ¿Os influís mutuamente, o trabajáis de forma autónoma?
Nos conocimos estudiando, trabajando codo con codo en los talleres de grabado y estampación de la facultad, así que se nos da bien echarnos una mano el uno al otro cuando es necesario, además del apoyo que supone que tu compañero lleve una vida también dedicada al arte, con todo lo complicado que es eso. Por otro lado cada uno tiene su estudio, su espacio, su tiempo. Y aunque él también trabaja dentro de la abstracción geométrica, cada uno lo enfoca de una forma totalmente distinta.
Muchas composiciones tuyas incluyen láminas de madera natural con sus diferentes texturas. En los orígenes de la abstracción geométrica, artistas del cubismo científico como Braque o Gris utilizaban algo parecido, aunque en su caso solo eran representaciones pictóricas de la madera. ¿Cómo llegas a ello?
Todo el apoyo de la obra es contrachapado, un material que a pesar de estar hecho de madera, ha pasado por un proceso mecánico y químico que lo ha convertido en algo industrial y esto se ve incluso en las marcas intermitentes de su superficie que nada tienen que ver con las vetas naturales que también se aprecian. Que lo natural y lo artificial formen parte de la obra siempre me ha interesado.
Por otro lado, durante bastante tiempo he centrado la obra en la abstracción y no me refiero solo al lenguaje, sino al contenido, las emociones. Es fascinante, la capacidad humana para el pensamiento abstracto, nos define tanto como especie. Pero este proceso no deja de originarse dentro de un cuerpo físico, así que empecé a incluir pequeñas piezas de chapa de madera. Es cierto que también han pasado por un proceso mecánico para poder obtener estas láminas tan finas y delicadas, pero no han perdido su identidad, la honestidad. Estas pequeñas porciones de naturaleza real son el peso físico y tangible dentro de la obra que acompaña y se funde con la emoción.
En diferentes obras tuyas está presente la figura del círculo, un círculo no tan icónico como los del gran Salvador Victoria pero, sin duda, de emblemática presencia. ¿Qué representa para ti la figura del círculo? ¿A qué se debe su presencia?
El circulo está muy presente en las composiciones en las que tomo como referencia fenómenos lumínicos, especialmente en la serie de obras tituladas Si yo fuese un parhelio. Obviamente son interpretaciones muy libres de esos halos que se crean en la atmósfera y más que el círculo, me interesan las intersecciones entre varios círculos.
Y para terminar, me gustaría preguntarte sobre los límites entre escultura y pintura que en muchas de tus obras son muy sutiles. Trabajas la escultura manteniéndote casi en el espacio bidimensional y parece que das más importancia a la jerarquía de los elementos compositivos, casi pictóricos, que a la espacialidad y a la tridimensionalidad propia de la escultura. ¿Qué nos puedes contar al respecto?
Aunque siempre tuve una inicial preferencia por la escultura, en los últimos tres años he estado trabajando cada vez más en dos dimensiones, pero en algunas composiciones todavía se puede apreciar cierto carácter escultórico ya que en mi cabeza sigo jugando con los planos y las intersecciones de estos.