Manifiesto leído en la primera exposición que realizó el grupo en el Instituto de Estudios Superiores Francés de Buenos Aires el 3 de agosto de 1946, publicado luego bajo el título “Del Manifiesto de la Escuela” en revista Madí n° 0, Buenos Aires, 1947.
SE RECONOCERA POR ARTE MADI (Nemsorismo) la organización de elementos propios de cada arte en su contínuo.
En ello está contenida la presencia, la ordenación dinámica móvil, el desarrollo del tema propio, la ludicidad y la pluralidad como valores absolutos, quedando, por lo tanto, abolida toda injerencia de los fenómenos de expresión, representación y significación.
El dibujo madí es una disposición de puntos y líneas sobre una superficie.
La pintura madí, color y bidimensionalidad. Marco recortado e irregular, superficie plana y superficie curva o cóncava. Planos articulados, con movimiento lineal, rotativo y de traslación.
La escultura mádica, tridimensional, no color. Forma total y sólidos con ámbito, con movimientos de articulación, rotación, traslación etc.
La arquitectura madista, ambiente y formas móviles, desplazables.
La música madí, inscripción de sonidos en la sección áurea.
La poesía madista, proposición inventada, conceptos e imágenes no
traducibles por otro medio que no sea el lenguaje. Suceder conceptual puro.
Teatro madí, escenografía móvil, diálogo inventado.
La novela y el cuento madíes, personajes y acción sin lugar y tiempos localizados, o en un lugar y tiempo inventados.
La danza madí, cuerpo y movimientos circunscriptos a un ambiente
medido, sin música.
En los países que alcanzaron la etapa culminante de su desarrollo industrial, el viejo estado de cosas del realismo burgués desapareció casi totalmente; en ello el naturalismo se bate en retirada y se defiende muy débilmente.
Es entonces cuando la abstracción, esencialmente expresiva, romántica, ocupa su lugar. En este orden están involucradas las escuelas de arte figurativo, desde el Cubismo hasta el Surrealismo. Tales escuelas han respondido a necesidades ideológicas de la época y sus realizaciones son aportes inestimables a la solución de los problemas planteados a la cultura de nuestros días. No obstante ello, su tiempo histórico debe darse por pasado, por otro lado, su insistencia en el tema “exterior” a sus cualidades propias es un retroceso al servicio del naturalismo contra el verdadero espíritu constructivo, que se extiende por todos los países y culturas, como es el caso del Expresionismo, Surrealismo, Constructivismo, etc.
Con LO “CONCRETO” – que en realidad es el gajo más joven de ese
espíritu abstraccionista – se inicia el gran período del arte no figurativo, donde el artista, sirviéndose del elemento y su respectivo continuo crea la obra en toda su pureza, sin hibridaciones y objetos extraños a su esencia.
Pero en “lo CONCRETO” hubo falta de universalidad y consecuencia de organización. Se cayó en hondas e insalvables contradicciones. Se conservaron los grandes vicios y tabúes del arte antiguo, como ser en la pintura, escultura, poesía, etc. , respectivamente la superposición, marco rectangular, atematismo plástico; lo estático, la interferencia entre volumen y ámbito; proposiciones gnoseológicas y traducibles en forma gráfica. La consecuencia de ello fue que el arte concreto no pudo oponerse seriamente, por intermedio de una teoría orgánica y práctica disciplinaria, a los movimientos intuicionistas que, como el Surrealismo, han ganado para sí el universo. De ahí el triunfo a pesar de todas las condiciones en contrario de los impulsos instintivos contra la reflexión; de la intuición contra la conciencia, de la revelación del subconsciente contra el análisis frío, el estudio y la detención rigurosa del creador ante las leyes del objeto a construirse, del simbolismo de lo hermético, de la magia, contra la realidad, de la metafísica contra la experiencia.
En cuanto a la teoría y el conocimiento del arte campea en ellos la descripción subjetiva, idealista reaccionaria.
Resumiendo: el arte antes de Madí:
Un historicismo escolástico, idealista.
Una concepción irracional.
Una técnica académica.
Una composición unilateral, estática, falsa.
Una obra carente de verdadera esencialidad.
Una coincidencia paralizada por sus contradicciones sin solución; impermeabilizada a la renovación permanente de la técnica y el estilo.
Contra todo ello se alza MADI, confirmando el deseo fijo absorbente del hombre de inventar y construir objetos dentro de los valores absolutos de los eterno; junto a la humanidad en la lucha por la construcción de una nueva sociedad sin clases que libere la energía y domine el espacio y el tiempo en todos sus sentidos y la materia hasta sus últimas consecuencias.
Sin descripciones fundamentales referentes a la totalidad de la organización no es posible construir el objeto al hacerlo penetrar en el orden constante de la creación. Es así como el concepto invención queda definido en el campo de la técnica y el de creación como una esencia definida totalmente.
Para el madismo, la invención es un “método” interno, superable, y la creación una totalidad intercambiable. Madí por lo tanto INVENTA y CREA.
(… Del manifiesto de la Escuela)