23/1 -23/3 2019
Shiras Galería | Valencia | España
Toño Barreiro con `Black Square Folded’ nos la presenta un giro que da lugar a una nueva perspectiva en su trabajo. Centrándose en la objetualidad de la pintura y en sus posibles cambios, convierte la reducción de forma y color en todo un abanico de posiblidades por medio de un cimentado camino hacia la exploración de los límites pictóricos. Este proyecto desemboca en una serie de planos flexionados, articulados y retráctiles creados a partir de planos negros, rojos, blancos o dorados. Tal y como él mismo destaca, ‘Black Square Folded’ es: “Una vuelta a ese punto cero del que hablaba el Suprematismo, en el que la reducción radical de los elementos pictóricos nos dejaba en un simple plano de color, sin atisbos de representación objetiva, donde parecía que era el final de un camino y el principio de otro”.Por otra parte, el artista Miguel Bañuls, desde la Sala Refugio, nos presenta ‘La distancia más corta’. Una singular instalación donde elabora un reflexivo discurso físico mediante esculturas cromadas sujetas a complejos sistemas que hacen que se eleven y entrelacen en el espacio, creando con el propio color una cuarta dimensión más ante el espectador. Bañuls se adentra en los grandes secretos del universo e investiga, por medio de una expresión ligera y trasparente de elementos sintéticos que coreografían entre sí una expresión poética en el espacio construido, los entresijos del movimiento y la materia oculta que se encuentra en él. Tal y como el artista señala: “Capturar la atención escapando de la imaginería y dejar la metáfora en la emoción que provocan las formas sencillas es un reto que trabajo en toda mi obra, así como buscar el diálogo silencioso en un espacio sutil que nos permita parar el pensamiento perturbador”.
Esta exposición se centra en obra mayoritariamente inédita a pesar de que se incluyen algunas obras significativas de los últimos años para mostrar el hilo conductor del nuevo proyecto.
Podemos ubicar la génesis de las últimas series en las investigaciones de las vanguardias históricas. No sólo fueron las rupturas de lo espacial en el plano de representación pictórico, sino también el desbordamiento en el propio espacio, entrando en una deriva hacia el estudio de la objetualidad de la pintura, pero no “en” la pintura. De ahí que el espacio Proun de El Lisitsky fuera de vital importancia para entender ese orden de posiciones que menciona David Barro en el texto de presentación, que la pintura podía adquirir o al menos interpretar.
Y desde luego, todas las hibridaciones de las décadas de los años 1920-30, se remontan a Malevich, también inspirador o instigador de la nueva serie Flexia, además de las conocidos ensayos formales de otros artistas, denominados escultopinturas o pintoesculturas, relieves de esquina, etc, que surgieron normalmente como efímeras construcciones y que provocaron no sólo extraños neologismos, sino también “objetos extraños”. Para mi esto proponía el avance de la pintura por la vertiente metodológica y objetual, mas que por la vertiente de la imagen o la representación subjetiva. De ahí que la objetualidad que proponía Malevich con sus reducciones de color y forma en sus cuadrados y formas simples, fueran el inicio de la relación directa de la pintura con la materialidad y la objetualidad. Siendo el plano el “grado cero de la pintura”, tal y como hasta entonces se conocía, tan sólo hacía falta poner el contador de nuevo en marcha y empezar a especular con ello tal como en su día se hizo con la proyección y representación de las formas y el mundo de las ideas.
Pero estas condiciones iniciales extremas, este reduccionismo casi metafísico, no llega a ser limitante, sino todo lo contrario; las condiciones restrictivas de partida son un aliciente para la exploración de un territorio aparentemente sin un más allá, inerte, inhóspito y excluyente.
En este panorama, el plano negro, rojo o blanco, me sugiere un nuevo camino para la exploración: plegarlo, abatirlo, doblarlo, comprimirlo. Y es ese principio operativo el que da lugar a la serie de planos flexionados, articulados, retráctiles. Y sin duda el Cuadrado negro sobre fondo blanco que aparecía en la histórica exposición 0,10 de Malevich, era la obra más icónica, arquetípica y representativa de esa reducción. De ahí el título de “Cuadrado negro plegado”.
La nueva serie llamada FLEXIA plantea una continuidad respecto al uso del plano, el color y la línea que ha sido una constante en las series anteriores, pero con una particularidad que hace de estas nuevas obras un punto y aparte. El concepto que inspira FLEXIA es el plegado de los planos y el cambio de sustratos y procedimientos. Las obras que se verán expuestas son el fruto de una larga investigación sobre nuevas metodologías y procesos técnicos aplicados al ámbito artístico.
También la manera en que mis series avanzan en esa investigación de las formas, la geometría y el plano, hay mucho del crecimiento rizomático que observa Barro, pues todo tiene un sentido filogenético consciente, ya que la extrañeza de las nuevas creaciones se debe entender como un resurgir a partir de un cuerpo común, que tras la maduración, da nuevas vías de crecimiento para mantener el mismo ADN a través de los sucesivos cambios formales.
Las obras de la reciente serie FLEXIA son el fruto de esa exploración y reclaman por sí mismas esa apariencia de icono o singularidad que tiene todo objeto o experiencia que está más allá de la comprensión. Son creadas como criaturas de un nuevo mundo, aun sujetas al asombro del reconocimiento, incapaz de encontrar patrones que los conviertan en objetos familiares.
Y al final, es el impacto, el punctum, en relación a esa latencia a la que hacía mención Roland Barthes, lo que hace que las obras se fijen en la atención y desde ahí entren al mundo de las ideas, para ser reconocidas, interpretadas, comparadas o dialogadas.
Pero no olvidemos que, como sucede en el hilo interminable de la historia, todo es mito y narración colectiva actualizándose.
Toño Barreiro. Valencia, enero 2019