Amparo Cores, Ana Buenaventura, Angiola Bonanni, Elvira Alfageme, Elena Asins, Inés Medina, Jacinta Gil, Lola Bosshard, Pepa Caballero, Soledad Sevilla, Aurèlia Muñoz, María Droc.
20/2 – 26/4 2025
Curator | Isabel Tejeda
José de la Mano | Madrid | España
La exposición, centrada en la abstracción geométrica practicada por artistas españolas durante las décadas de los 50, 60 y 70, ofrece una revalorización crítica de una parte del arte contemporáneo que ha sido históricamente marginalizada en los relatos canónicos del arte. A través de una selección de obras que exploran la geometría y la abstracción, la muestra destaca la producción de creadoras que, a pesar de su relevancia, no han sido reconocidas de manera equitativa. Esta exposición invita a reconsiderar esas narrativas, que en gran medida han excluido a muchas artistas de las versiones más conocidas de la historia del arte.
Entre las artistas representadas se encuentran algunas que han gozado de mayor visibilidad, como Elena Asins y Soledad Sevilla, junto a otras cuyo trabajo ha cobrado nueva relevancia en años recientes. Artistas como Jacinta Gil, Pepa Caballero, Ana Buenaventura, Lola Bosshard e Inés Medina, a quienes se les ha dado una mayor atención a través de exposiciones recientes, evidencian una renovación del interés por estas creadoras. La muestra también incluye obras de artistas cuyas trayectorias han sido más desconocidas, como Elvira Alfageme, María Droc, Amparo Cores y Angiola Bonanni, cuyas contribuciones al desarrollo de la abstracción geométrica en España siguen siendo poco estudiadas.
Un aspecto clave de la exposición es su enfoque en la manera en que la abstracción permitió a estas artistas eludir las convenciones del arte figurativo, tradicionalmente asociadas a lo “femenino” y a los roles limitados impuestos por la sociedad y la academia. La abstracción, con su lenguaje formal y sin narrativas explícitas, ofreció un espacio en el que la identidad de género pasaba a un segundo plano, lo que permitió que estas creadoras se desmarcaran de los prejuicios que históricamente se les han atribuido. Esta liberación de los estereotipos vinculados al arte “femenino” se convierte en una de las características clave del movimiento, especialmente en el contexto de la España franquista, donde las tensiones ideológicas entre la vanguardia y los valores conservadores eran evidentes.
Dentro de la exposición, se destaca la figura de Aurèlia Muñoz, pionera en la incorporación del textil como medio artístico. Su trabajo trasciende las fronteras entre la escultura y la pintura, cuestionando las divisiones tradicionales entre las artes “mayores” y las “decorativas”. Muñoz, al igual que otras artistas de la muestra, abre un camino de exploración que desborda los límites de lo convencional, desafiando las expectativas sobre lo que “debe” ser considerado arte. Este enfoque también se extiende a otras creadoras, como Amparo Cores, cuyo trabajo con alfombras y tapices en los años 50 desafió las ideas tradicionales sobre las “artes decorativas”, consideradas en ese momento como un dominio principalmente femenino.
La exposición, por tanto, no solo presenta una serie de obras de gran calidad, sino que también aborda una de las dinámicas más complejas del arte moderno: cómo las mujeres han sido incluidas o excluidas en la historia oficial del arte. A través de esta mirada, la muestra revela el lugar que ocuparon estas artistas en un contexto de exclusión, donde sus contribuciones eran sistemáticamente minimizadas o ignoradas en favor de figuras masculinas. El trabajo de estas creadoras, en muchos casos, fue percibido como secundario o marginal, una situación que refleja la misoginia estructural que permeaba tanto las instituciones artísticas como la sociedad en general.
Lo que hace relevante esta exposición es su capacidad para ofrecer una primera aproximación a una parte de la historia del arte moderno español que ha sido desatendida. Aunque el espacio expositivo es limitado, las obras presentadas sirven como punto de partida para futuras investigaciones y proyectos que permitan restituir a estas artistas en el relato oficial del arte. A través de esta selección, se pone en evidencia que la historia del arte no solo puede ser contada desde una única perspectiva, sino que está abierta a múltiples relatos que incluyen las voces de aquellas creadoras que han quedado al margen.
Este enfoque invita a una reflexión más profunda sobre las estructuras de poder que han condicionado la producción y recepción del arte a lo largo del siglo XX. A pesar de los avances que se han logrado en las últimas décadas en cuanto al reconocimiento de las mujeres artistas, sigue siendo urgente continuar revisando y ampliando la historia del arte desde una perspectiva más inclusiva, que visibilice las contribuciones de todas las creadoras, independientemente de su género. La exposición, aunque limitada en su alcance, ofrece un valioso paso hacia ese objetivo, y plantea el desafío de seguir explorando las formas en que las narrativas de la historia del arte pueden ser más inclusivas, diversas y completas.