Entrevista de Manuel Ramos
Hace unos meses tuve la ocasión de poder contemplar en vivo la obra de Silvia Lerín en la exposición individual Oxide realizada en la Galería Cuatro de Valencia, donde exponía un conjunto de obras junto a una serie de grabados, estampados por la propia artista, que han sido desarrollados durante su residencia de once meses en la Casa de Velázquez de Madrid.
El concepto de Arte ha ido cambiando con el paso del tiempo, siendo generalmente diferente para cada artista, en tu caso cómo definirías tan complejo término?
Para mí la palabra Arte sigue estando asociada fuertemente al buen hacer y dominio técnico pero a su vez Arte implica además cierto grado de aportación e incluso a veces transgresión de ciertas pautas visuales contemporáneas.
¿Cuándo y cómo surge en ti esa necesidad e interés por el Arte?
Surge de bien pequeña cuando me doy cuenta que tengo dificultad en pronunciar algunos sonidos (ahora ya no) y eso hace que tuviese una cierta tendencia natural hacia la introspección, la observación y el refugio.
La introspección me venía muy bien para sentirme cómoda en mis pensamientos y creaciones, era fundamental para sentir esa sensación de ‘pasarse las horas’.
La observación es otro ingrediente necesario para ir más allá en la creación y me da igual si es figurativo, abstracto, conceptual o lo que sea, como no hablaba mucho, observaba todo.
Y finalmente el refugio como el espacio especial donde todo es posible, en mi caso mi familia lo llamaba ‘la habitación de los trastos’ y cuando me buscaban sabían que yo estaba allí, en el suelo, creando ‘mis mundos’, con pequeños tesoros que encontraba en mi día a día.
Paradójicamente mi vida no ha cambiado mucho en esos aspectos la diferencia, a parte de la edad, es que ahora ya no tengo que ir al logopeda.
¿Por qué elegiste la pintura o las instalaciones como medio representativo?¿Qué grado de importancia confieres a cada una de esas disciplinas?
La pintura, a través sobre todo de lápices de colores y ceras blandas fue para mi desde mis comienzos, siendo sólo una niña, el contacto con esa realidad que yo observaba a mi alrededor pero además también jugaba con las formas de objetos que encontraba y sus distintas texturas y colores y creaba lo que yo llamaba ‘mis mundos’. El color, las texturas y las formas me cautivaron por completo. Más tarde, ya durante mi vida como artista profesional, redescubro ese potencial de objetos y formas con sus colores y sus texturas colocados en el espacio; comencé a tratar el espacio circundante a lo pintado como parte de la obra final, fue entonces cuando a finales del 2013, en el Prairie Center of the Arts (Peoria, IL, EEUU) pude exponer mi proyecto “Conversation with the Building” (“Conversación con el edificio”), este proyecto surgió durante mi residencia artística en dicho centro y consistía en varias instalaciones “in situ” que dialogaban con algunos elementos arquitectónicos del increíble ático del edificio que albergaba los estudios. Claramente comenzaba a sentir que el espacio también podía ser mi madera, mi lienzo donde poder pintar, es más…el espacio en sí, era parte ya de mi obra.
Paralelamente a mi incursión en el ámbito de las instalaciones y en mi continua investigación sigo teniendo en el 2013 esa necesidad clara de salirme del cuadro, aparecen formas que se separan, se repliegan dejando entrever hendiduras e intersticios, que hablan de la fuerza visual del movimiento, de la génesis. Esos repliegues, esas hendiduras, aparecen entonces en forma de ensamblaje de madera cobrando el protagonismo visual.
Para mí la pintura, la escultura, las instalaciones, etc… son una forma de pintar el mundo y las ideas que están tanto fuera como dentro de nosotros, creo que todas esas manifestaciones tienen el mismo grado de importancia.
Por otra parte he visto que has trabajado la pintura mural.¿Cuál es la intención primordial de esa elección?
Bueno realmente no fue una elección sino una necesidad de seguir indagando en los límites del lienzo…verás, a principios del 2006 realicé mi serie 45 º que supuso un ejercicio intenso de repensar la composición en mi obra y provocó la necesidad de ‘salirme’ de los límites del lienzo, es decir, dió origen a mi acercamiento a los murales y creé lo que denominé mis “Murales Removibles” que eran murales que salvaban el handicap de la inherente incapacidad del mural para trasladarse de un sitio a otro sin menoscabar la propia obra, en los que combinaba las características pictóricas de la técnica mural y loneta recortada con la textura característica y personal de mis lienzos, las lonetas eran un concepto de ‘collage’, el material bien podía haber sido metálico o de otra índole.
De alguna manera Maite Beguiristain presagiaría en un texto para mi catálogo individual de mi exposición en La Llotgeta en 2007 cierto atisbo compositivo hacia “salirse del plano”.
En resumen creo que mi incursión en el mural fue un estadio más de mis investigaciones plásticas y creo que sin esa experiencia física con la pintura mural tanto mis serie ‘Irregulares’ (Irregulares I 2009- 2011, en los que el soporte pasa a ser madera porque su respuesta pictórica era similar a la técnica que yo aplicaba en mis ‘murales removibles’) como todas las series que vinieron detrás no hubieran cobrado vida.
La pintura mural tiene una cierta relación con el Street Art, tan de actualidad hoy en día. ¿Hasta que punto te sientes identificada con este movimiento o corriente, y qué opinión te merece?
Bueno aunque yo no me identifico con el Street Art, me parece que hay cosas interesantes y otras cosas que sinceramente me da grima mirar.
Creo que también es un problema de contexto, para mí el arte ha de dialogar inteligentemente con el espacio circundante, especialmente en el caso del Street Art.
Me llama mucho la atención el empleo de objetos “encontrados”, qué podrías añadir a lo ya dicho sobre esta elección.
Ciertos objetos que encuentro me parecen fascinantes porque veo en ellos un claro detonante inspirador pero es que además de esa poderosa razón, hay ciertos objetos que evocan historias pasadas o un sinfín de connotaciones, de significados y de asociaciones que los hacen si cabe más interesantes enriqueciendo así la pieza final.
Hasta que punto es importante el término “Deja vu” en tu obra?
Somos lo que vivimos y eso implica lo que vemos. Los artistas crecemos y nos alimentamos del arte que vemos, nos inspiramos constantemente de otras obras que tienen una atracción especial o que despiertan en nosotros un interés en un determinado aspecto. En ese sentido intento disfrutar, siempre que tengo ocasión, de buen arte y de buenas exposiciones, tanto es así que si me encuentro en una sala con arte que creo que no es bueno para mi salud estética-mental, siento sufrir una pequeña lipotimia, esto nunca ha llegado a pasar pues si se da ese caso utilizo un antídoto para ese veneno visual: si las circunstancias me lo permiten salgo disparada y si no, entonces me dedico a ver paredes y techos…te sorprendería saber lo que una encuentra en esos deambulares visuales.
¿Cuáles han sido las fuentes primordiales de conocimiento en tu trayectoria?
Tener mucha curiosidad por todo lo que pasa a tu alrededor, leer, observar, procurar ver y analizar visualmente buenas obras de arte y sobre todo pintar mucho y con mucha autocrítica para mejorar día a día, pincelada a pincelada.
Podrías contarnos acerca de tu paso por la Universidad y concretamente contar con un profesor como José María Yturralde, cuya trayectoria es bien conocida.
Yo en la Facultad me lo pasé genial, era el contacto que tenía más concreto y real con lo que podía ser mi vida como artista profesional, con lo cual todos los días allí eran como un regalo y una emoción grande.
A José María lo tuve en el último año y fue una relación muy cordial y profesional. Lo recuerdo como un artista que articulaba muy bien en sus clases más teóricas y del que aprendí mucho.
¿Qué artistas consideras referentes?
Muchísimos, seguro que cualquiera de los artistas que estás pensando me inspiran o me han inspirado en algún momento.
¿Cómo definirías “estilo” y en concreto el tuyo propio y así mismo cómo ha evolucionado?
Uff, estilo…el estilo como concepto es una repetición de una determinada forma de hacer, muchas veces es un ‘error’ maravilloso, un hallazgo, una aportación, algo único que se repite inconscientemente, también puede terminar pervirtiendo su esencia y acabar en manierismo, ahí ya la cosa cambia.
Podría decir que la forma en la que pinto mis texturas es muy personal y también en cómo pongo en diálogo esas texturas con otras o con otros elementos, a veces incluso de muy distinta índole. Pero bueno no pienso mucho en ello pues pertenece a la apariencia del resultado y a mí lo que más me importa es el proceso, es el caos, donde ocurre todo lo interesante, lo divertido.
Mi estilo ha evolucionado claramente revisando obras que hacía a finales de los 90, se ha refinado y creo pensar que es más directo, más seguro, no ofrece duda y por otra parte creo que es más exquisito y bello.
¿Porqué la elección de la abstracción frente a la figuración?
Yo comencé haciendo figuración (ya me encargaban retratos con 14 años) pero la abandoné si no me equivoco en 1994. Comencé por aquel entonces a jugar con composiciones abstractas, colores y texturas, todo ello junto con la sensación de que la no figuración me ofrecía muchas más posibilidades fué lo que me enganchó. Y ahí sigo.
¿Hasta qué punto es relevante el tamaño de la superficie pictórica ? ¿Cuál es el motivo para elegir un formato u otro?
El tamaño es una elección importante y creo que hay obras que necesitan un tamaño pequeño y hay otras que necesitan un tamaño grande, ese es el motivo que me mueve a elegir formatos: hay piezas que claramente las veo en grande y hay otras que no, la elección se fundamenta en el conocimiento de mi obra, también has de tomar en consideración el espacio en el caso de que prepares obras, por ejemplo para una exposición individual.
¿Existe algún motivo en particular para la elección del color en tus obras?
Depende, a veces sí, porque hay una intención o un concepto que quiero mostrar particularmente en una gama de color o de colores y a veces no, pues es más una elección pragmática del tipo: “mmm…tengo un poco de ocre y amarillo aquí, voy a hacer algo con él”
Acerca del concepto de lo efímero y perdurabilidad en el arte ¿Qué podrías decirnos?
Cuando estoy creando no pienso en esas cosas, si tu obra requiere de un material que se va a degradar en unos años ¿Vas a dejar de hacerla con ese material sólo por eso?
¿Cuál es tu técnica pictórica favorita y por qué motivo?
El acrílico, pues te permite crear texturas en diferentes tonalidades y colores de forma rápida confiriendo limpieza en el detalle visual y porque precisamente este es el resultado que quiero en mis obras.
¿Qué proceso sigues a la hora de plantear el desarrollo de una obra?¿De donde surge el inicio o despertar creativo?
Mis ideas surgen de muy variadas formas, mayoritariamente vienen de cosas que veo o de algo que he vivido o de un lugar en el que he estado y otras veces puede venir de una idea, una poesía. A partir de ahí comienzo a hacer obra, a jugar con sus posibilidades tanto con materiales como con colores y formas, realizo muchos bocetos, el dibujo me ayuda sobre todo a estructurar ideas y formas, algún apunte de color aquí o allá. En general, todo se produce bastante ‘a la vez’, no soy metódica en ese aspecto. Como he dicho anteriormente en el caos encuentro una fuerte inspiración y todo empieza a tener sentido: desde la forma que surge de superponer unos papeles sobre otros porque simplemente necesito tener espacio para lo que viene o hasta el trozo desechado de tela que lleva días en el suelo. Más tarde, cuando ya comienzo a tener un cuerpo de trabajo importante todo es más fluido y más acelerado y te dejas llevar por tanto el proceso como el resultado que vas obteniendo.
¿Utilizas algún tipo de tecnología en tu trabajo?
Sí, la utilizo en la fase final si la obra me está generando una duda en su solución formal o de color. De esta forma creo que no pierdo la conexión mental que la inspiró. Soy una amante del proceso de hacer pues el azar te guía a explorar soluciones nuevas.
¿Existe algún tipo de simbología o mensaje en la imagen – objeto final de tu obra más allá del mero concepto estético?
Lo que predomina en mi obra es claramente un concepto estético y éste se puede apreciar en una primera lectura, pero además tiene otras más, quizás más escondidas pues requieren conocer la serie a la que pertenece esa obra y el porqué de la serie, a qué responde. Toda esa información enriquece la obra y su experiencia.
¿A qué recurres cuando quieres estimular tu creatividad?
Al descanso, nada como descansar para que las ideas te aparezcan una detrás de otra, así, sin parar.
¿Qué relación tiene tu pintura con la música?
Mucha pero muchas veces pinto sin musica, cada vez más.
Y para finalizar ¿en qué punto se encuentra la abstracción geométrica en la actualidad y qué futuro le auguras?
El mundo está invadido por imágenes figurativas sean fijas o en movimiento. Me parece que que haya arte que no hable de eso es una sana aportación a la forma de ver las cosas, indagar en la forma o en el color o en las texturas de aquello que aunque está en la naturaleza, no percibimos en la realidad abre la mente y la tolerancia a lo distinto y desconocido. En este mundo necesitamos más mentes así, de esas que entienden que hay muchas cosas que paradójicamente ‘no se entienden’ y es precisamente ahí donde la magia habita.