Anni y Josef Albers. El arte y la vida | IVAM

24/2 – 19/6 2022

Cuarator | Julia Garimorth

Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) | Valencia | España

La muestra, concebida por el Musée d’Art Moderne de Paris y coorgani-zada por el IVAM, reúne 350 obras de dos grandes artistas del siglo XX: Anni y Josef Albers. Nacidos en Alemania, se conocieron en 1922 en la Escuela Bauhaus y contrajeron matrimonio tres años después. En 1933 emigraron a Estados Unidos, donde fueron invitados a trabajar de profe-sores en Black Mountain College, una escuela experimental situada en las montañas de Carolina del Norte. En aquel nuevo entorno, Josef profundi-zó en sus investigaciones sobre el color y Anni continuó explorando distin-tas técnicas de tejeduría. La intimidad que desarrollaron, fruto de su estrecha relación, se tradujo a lo largo de sus vidas en un apoyo y estímulo mutuos dentro de un diálogo respetuoso e ininterrumpido. Siempre conscientes de las formas, materiales y colores, produjeron una obra que, hoy en día, está considerada uno de los fundamentos del arte moderno, y su influencia en las generaciones posteriores de artistas se ha mantenido constante.
En sus obras, pero también en su labor docente, planteaban sin cesar nuevos interrogantes a través de una observación sensible del mundo visual y táctil: «Aprended a ver y sentir la vida, esto es, a cultivar la imaginación, porque aún quedan maravillas en el mundo, porque la vida es un misterio y siempre lo será». (Josef Albers)
La exposición, que incluye pinturas, fotografías, tejidos, dibujos, grabados, mobiliario y piezas de vidrio, sigue un recorrido cronológico y establece un diálogo entre ambos artistas, subrayando sus diferencias y similitudes.

LA BAUHAUS
El Manifiesto Bauhaus, publicado en abril de 1919 por el arquitecto Walter Gropius, fundador de la escuela, no dejó indiferentes a Josef Albers y Annelise Fleischmann. Ambos se sentían cada vez más frustrados con la educación artística que recibían y la Bauhaus dio respuestas a su manera de entender la docencia: favorecer el aprendizaje a través de la experiencia práctica y desarrollar una conciencia visual y táctil de los materiales y los fenómenos circundantes.

JOSEF ALBERS Y EL TALLER DE VIDRIO
En otoño de 1920 Josef Albers se matriculó en la Bauhaus, en Weimar. La economía alemana de los años veinte había caído en depresión y la inf lación estaba descontrolada. Obligado a rescatar materiales de las basuras de Weimar, Josef se dedicó a crear con ellos ensamblajes y obras con fragmentos de vidrio. Los maestros de la Bauhaus, que intentaban orientar a Josef hacia el taller de pintura mural, no reaccionaron con unanimidad ante aquellos trabajos en vidrio. Gropius lo amenazó con la expulsión, pero Albers no cejó en el empeño. Finalmente, contra todo pronóstico, además de permitir a Josef proseguir su formación en la Bauhaus, se le solicitó que abriera un Taller de Vidrio. Tras asumir en un primer momento el puesto de artesano (Geselle), muy pronto Josef Albers pasó a ser director técnico del taller, con Paul Klee como director artístico.

ANNI ALBERS Y EL TALLER DE TEJEDURÍA
Annelise Fleischmann solicitó matricularse en la Escuela Bauhaus en 1922. Tras un rechazo inicial, en abril de ese mismo año fue admitida. En la escuela se encontró con un ambiente jovial y pronto se hizo amiga de varios compañeros, particularmente de Josef Albers. Los dos artistas iniciaron una relación y se casaron tres años después. Fue así como Annelise Fleischmann se convirtió en Anni Albers. En 1923, Anni se enroló en el taller textil. Es muy probable que la tejeduría no fuera su primera opción, pero en la escuela era obligatorio apuntarse a un taller específico. Aunque en teoría, y en línea con la voluntad de Gropius de no establecer «ninguna diferencia entre el bello sexo y el sexo fuerte» pues el principio de igualdad era uno de los fundamentos de la Bauhaus, el taller textil estaba considerado «la clase de las mujeres». Superados sus recelos iniciales, Anni acabó volcándose en el campo que había elegido y encontró inspiración en aquel nuevo entorno, disfrutando, de hecho, de total libertad para experimentar.

UN NUEVO LENGUAJE DE FORMAS ARQUITECTÓNICAS
En abril de 1925, la creciente presión política forzó la disolución de la Escuela Bauhaus de Weimar y su traslado a Dessau. La decisión obedeció a la petición cursada por la ciudad a Walter Gropius para que diseñara un nuevo edificio dedicado a la escuela. El edificio fue oficialmente inaugurado en diciembre de 1926. Anni y Josef Albers reaccionaron de inmediato al nuevo entorno arquitectónico: Josef, desarrollando un lenguaje de formas arquitectónicas, realizadas con una técnica consistente en cubrir una pieza de vidrio blanco opaco o transparente con una capa fina de cristal soplado coloreado a mano; y Anni produciendo unas largas tiras de seda tejida de tamaños similares, llamadas Wallhangings [Colgaduras].

JOSEF ALBERS, DISEÑO Y FOTOGRAFÍA
En 1926, Josef Albers comenzó a diseñar y crear muebles y otros objetos cotidianos, y participó en la creación de un carácter tipográfico específico de la Bauhaus, el carácter Universal. Trabajando bien con madera, bien con vidrio o metal, el artista daba siempre gran importancia a las cualidades de los materiales. Para él, el diseño debía reducirse a su expresión más simple y funcional, pero sin obviar los elementos fundamentales de equilibrio, armonía y exactitud de proporciones. Poco a poco, sus trabajos en vidrio fueron virando hacia tonos negros, blancos y grises, y las construcciones verticales y horizontales dieron paso a curvas y a formas ondulantes. La nueva orientación deriva, sin duda, de un interés creciente por la fotografía, que empezó a practicar en 1928. Sus collages y fotomontajes ofrecen una lectura totalmente novedosa del espacio de representación. Albers capta el sujeto en una serie de primeros planos, que recuerda un proceso cinematográfico, y muestra el motivo a través de diversas formas, modificando el encuadre.

UN NUEVO COMIENZO EN ESTADOS UNIDOS
En 1933, la pareja fue invitada a impartir clases en Black Mountain College, una escuela experimental que basaba gran parte de sus principios pedagógicos en los de la Bauhaus, introduciendo métodos experimentales de enseñanza y vida comunal. El lugar atrajo a artistas, bailarines, matemáticos, sociólogos y arquitectos como John Cage, Merce Cunningham, Buckminster Fuller o Robert Rauschenberg. Anni creó un taller experimental de tejeduría que acabó desempeñando un papel crucial en el currículo de la escuela, y Josef se convirtió en jefe del departamento de arte. La fuerte presencia de la naturaleza en torno al Black Mountain College contribuyó también a dar nueva vida a la enseñanza de la escuela.

DESCUBRIMIENTO DE LAS ARTES PRECOLOMBINAS
El interés creciente de los Albers por América Latina y su profundo conocimiento de las tradiciones precolombinas ejercieron gran impacto en su actividad docente, pero también en la producción de sus propias obras. Así, Anni introdujo en el taller telares peruanos y animó a sus alumnos a utilizar técnicas tradicionales con materiales encontrados. Entre 1935 y 1967, los dos artistas hicieron casi una docena de viajes a México y otros países latinoamericanos donde visitaron numerosos yacimientos arqueológicos. Josef tomó cientos de fotografías de pirámides y santuarios y ambos comenzaron, también, a coleccionar objetos y tejidos antiguos. Fascinados por el hecho de que ciertos tejidos, sobre todo peruanos, hubieran servido en su tiempo (antes de la invención de la escritura) para transmitir conocimiento, los dos artistas crearon obras que aluden explícitamente a esos mensajes en caracteres codificados.

NUDOS Y JOYERÍA
A finales de los años treinta, los Albers descubrieron el tesoro de Monte Albán, exhumado unos años antes de una tumba en Oaxaca, México. Anni quedó impresionada por la insólita combinación de materiales (oro y plata con cristal de roca, perlas o conchas) de las alhajas de las civilizaciones precolombinas. Inició entonces la creación de joyas, abriendo con ello un nuevo campo de experimentación libre. Josef Albers, Proto Form A, 1937 6  Centre Julio González Josef Albers, Luminous Day, 1947–52 Anni Albers, Knot, 1947 A mediados de los años cuarenta, Anni y Josef Albers comenzaron a investigar nudos, probablemente por inf luencia del matemático alemán Max Wilhelm Dehn, un pionero del desarrollo de la teoría de nudos. De hecho, Dehn se incorporó al Black Mountain College en 1945, convirtiéndose en amigo íntimo de la pareja.

VARIANTES Y CONSTELACIONES ESTRUCTURALES
En 1947, Josef Albers emprende la creación de sus Variantes, o Adobes. Con su gama de colores vivos y sus composiciones geométricas abstractas, la serie remite a las paredes pintadas de las construcciones de adobe y techo plano que la pareja había visto en México. En 1949, Josef comenzó a producir Constelaciones Estructurales. La idea central era demostrar lo fácil que resulta engañar al ojo creando una profundidad imaginaria en una superficie plana vista desde cierto ángulo. Con ello, jugando con los ángulos o los efectos de la perspectiva, la representación de una simple forma geométrica puede dar lugar a múltiples lecturas y generar ilusiones ópticas.

TEJIDOS PICTÓRICOS
En la década de los cincuenta, Anni Albers comenzó a crear unos tejidos de menor formato realizados a mano cuya única función era la de ser contemplados. Despojados de propósito funcional o arquitectónico, esos tejidos pictóricos ofrecían la oportunidad de explorar formas de tejeduría singulares, evitando con ello la repetición de patrones. Para realizarlos, Anni recurrió al uso de pequeños telares manuales, con los que tejía empleando la técnica denominada «leno» o «gaze», consistente en enrollar dos hilos de urdimbre en torno a un hilo de trama para conseguir que la tela se mantuviera fuerte y, al mismo tiempo, transparente. El propio método la conducía hacia el formato final de la pieza, siguiendo la estructura del tejido y el motivo que esa misma estructura creaba.

ENCARGOS RELIGIOSOS
A mediados de la década de los cincuenta, Anni Albers comenzó a trabajar en una serie de encargos pictóricos. Tras diseñar una cubierta para el arca de una sinagoga de Dallas, en Texas, en torno a 1961 creó un santuario para la congregación B’nai Israel de Woonsocket, Rhode Island. Los seis paneles, tejidos a mano en colores simples, se exponen aquí por primera vez. Six Prayers (Seis plegarias) es su tejido pictórico más ambicioso. En 1965, el Jewish Museum de Nueva York le encargó crear una obra en recuerdo de los seis millones de judíos fallecidos en el Holocausto. El encargo dio a Anni Albers la oportunidad de crear una pieza arquitectónica, en la que combina la forma y la función de los rollos de la Torá con su escritura en hebreo. Anni llevaba largo tiempo interesada en la relación entre textos y textiles, que el antiguo Perú había utilizado como medio de comunicación. Así lo demuestran las obras Haiku y Code (Código) cuyos títulos aluden explícitamente a textos y lenguajes con caracteres codificados o encriptados.

EL HOMENAJE AL CUADRADO DE JOSEF ALBERS
La serie Homenaje al cuadrado comprende más de dos millares de pinturas en las que el artista explora la interacción de los colores, entre sí y con el entorno. Josef optó por limitarse a cuatro formatos elementales de cuadrado, colocándolos unos dentro de otros. Abandonando la idea de la invención compositiva, se centró en un único elemento pictórico: el color. Como demostró, un color jamás puede percibirse como realmente es, sino en relación con su entorno. Así, el mismo color se verá más oscuro sobre un fondo claro y, a la inversa, más claro sobre un fondo oscuro.

DIBUJOS Y GRABADOS DE ANNI ALBERS
En 1962, Josef Albers fue uno de los primeros artistas invitados a participar en el Tamarind Lithography Workshop de Los Ángeles. Anni lo acompañó en 1963 y, sorprendentemente, cayó rendida de inmediato ante el mundo del grabado. Poco a poco fue abandonando la tejeduría en favor de la estampación, experimentando con sus diversas técnicas: litografía, serigrafía, offset, aguafuerte…