19/9 2019
Igallery galería de arte | Palma | España
Decía Paul Klee que ”el ojo sigue el camino que Je propone Ja obra”. García Asensio, en su trayectoria, parece haber asimilado también esta convicción, pero con peculiares variantes. Una de ellas, la de interpretar a su modo la geometría de las formas, no con la exclusiva configuración óptica de la abstracción, sino imprimiéndoles un aliento subjetivo e informal en los primeros momentos. Otra la de procurar que ese camino señalado no lo haya sido únicamente por los elementos primarios del leguaje plástico en su acción sobre el plano, sino en especial, por esa mirada interior, descubridora de composiciones especiales, que la propia materia “informe” le ayuda a conseguir.
Pero… pero vuelvo sobre las palabras que llevo dichas y pienso que, si se tomaran al pie de la letra, García Asensio daría la impresión de ser un frío investigador de gabinete… Pienso en esa idea y no puedo evitar una sonrisa. Claro también. García Asensio es un investigador que sabe enfriar su cabeza para pensar. Pero… pero por mucha fuerza que tengan sus razonamientos, García Asensio es un artista que, cuando llega la hora, saltará por encima de ellos para hacer lo que en ese momento crea que tiene que hacer. El sí podría poner a la puerta de su estudio esas palabras de Valery ”A veces, pienso; a veces, soy”. Estas últimas palabras, ¿qué tienen que ver con las primeras? Aparentemente nada. A saber: Primero, García Asensio, frío investigador… Segundo, García Asensio, hombre. La obra de un artista, al fin y al cabo, tiene que tener que ver con eso, con la persona. Difícilmente podría aplicarse a la obra de Tomás García Asensio las palabras de Pascal: ¡Qué vanidad la de la pintura, que nos asombra con su semejanza con cosas que no nos asombran en la realidad! Entre otras razones, porque este pintor viene persiguiendo desde hace años no la apariencia o semejanza de la realidad, sino esa verdad interior de las cosas, el contenido interno de las formas, que entusiasmaba a Kandinsky. Y, sin embargo, ¡qué deliciosa vanidad toda su obra! “Cada forma -escribió Kandinsky- posee su contenido interno. La forma es la manifestación de ese contenido”. Lo que le obligó a concluir al autor de De lo Espiritual en el Arte que “La armonía de las formas ha de basarse en el contacto eficaz del alma humana…, en principio de la necesidad interior”. Una concepción de tinte romántico y subjetivo que creo, asimiló García Asensio y que le permitió a finales de los sesenta, configurar una obra muy de acuerdo con el informalismo lírico de aquellos momentos. La relación entre colores. El color: García Asensio renuncia a la modulación del color. Sus rojos, sus naranjas, amarillos, verdes, azules, sus -a veces- negros intensísimos soportan la extensión de la gran mancha sin cansar al espectador, seguros de que su locuacidad no está en la amenidad de su modelo, sino en la elocuencia de sus propios límites y en la dialéctica de su oposición cromática. Color, forma, lineación: esos son los tres factores a los que voluntariamente se constriñe todo el discurso en la pintura de García Asensio. Pionero del arte geométrico o del constructivismo español, entre 1968y1970 participa activamente en el Seminario de Generación de Formas Plásticas del Centro de la Universidad de Madrid (hoy Complutense).
Tomás García Asensio, escribe […] El Centro de Cálculo surgió como efecto de la donación de la impresora IBM a la Universidad de Madrid de un importante equipo informático; alojado en un bello edificio del arquitecto Miguel Fisac construido ad hoc, con el fin de facilitar la introducción de la informática en dicha universidad. Sus autoridades principales fueron: el director Florentino Briones, el subdirector Ernesto García Camarero y el delegado de IBM Mario Barberá. Se formaron diversos seminarios científicos, de arquitectura y también culturales como de poesía, de música y el que nos ocupa de artes plásticas, dirigido por el poeta y filósofo Ignacio Gómez de Liaño […]
Mariví Otero | Miembro de AECAy AICA
Decíamos ayer y seguimos diciendo ahora. Porque los cuadros de esta exposición apenas tienen unos meses salvo el mayor que lo pinté hace 50 años. Pero todos ellos tienen en común ser realizaciones de bocetos de 1967. En su día pinté unos pocos, entre ellos el mayor, y ahora he pintado los otros, y no hay que descartar que pinte más en el futuro. Porque el tiempo, que tiene su importancia, no tiene que ser por ello una barrera infranqueable. En las artes plásticas el tiempo suele parecerse a un arpón que tiene marcha adelante pero no atrás. No pasa lo mismo con la música, ya que es habitual que se hagan sonar partituras escritas muchos años antes o se hagan arreglos de viejas partituras. De todos modos no es cierto que en plástica lo hecho hecho está y olvidado porque continuamente se hacen exposiciones retrospectivas que despiertan mucho interés. A pesar de las apariencias esta exposición no tiene mucho que ver con el pasado. Con lo que tiene que ver es con el gerundio que no tiene fecha de caducidad. El tema de esta exposición son los colores, o mejor dicho los coloridos o combinaciones de colores. Combinaciones de tan solo dos colores. Que están “contenidos” en estructuras geométricas. Estas estructuras están determinadas por dos sucesiones intercaladas: Por ejemplo: 5-1, 4-2, 3-3, 2-4, 1-5, o también la mínima expresión 2-1, 1-2. Estas sucesiones colocadas en los bordes de un cuadrilátero determinan tramas de paralelogramos en lo que se inscriben curvas tangentes, de elipses en los rectángulos y de circunferencias en los cuadrados. Este uso de circunferencias y elipses, o sea de curvas cónicas. Que son curvas planas, que surgen de la intersección de superficies esféricas con planos, nos traen el recuerdo de uno de los mayores geómetras de la historia, Apolonio de Pérgamo nacido en el siglo III a. de C., y fallecido en Alejandría en el siglo siguiente, que fue la gran autoridad en las curvas cónicas: circunferencias, elipses, parábolas e hipérbolas. Las 11 primeras fotos de cuadros que ilustran el catálogo corresponden a los cuadros que forman la exposición propiamente. Pero hay dos cuadros más, que se exhiben aparte por no romper la coherencia del principio y el final de un proceso, muy dilatado en el tiempo, como se ha dicho. En tan largo periodo de tiempo pasaron muchas cosas y se pintaron muchos cuadros, de los que se muestran estos dos. Uno “Sin título” de 1980, en el que todavía hay resonancias en el dibujo de la época del Centro de Cálculo y el otro del año 2.000 titulado “Aspa de claro y oscuro enfrentados sobre fondo de color cálido” con un dibujo totalmente distinto del anterior pero siguiendo una línea cromática empezada a trazar en aquella época que como un hilo de Ariadna me viene guiando ininterrumpidamente a lo largo de mi actividad artística. Todo esto me lleva a pensar que el tiempo, como el agua, corre. Pero también se estanca. Y en cantidad considerable nunca está quieto porque se producen corrientes que suben y bajan, van y vienen.
Tomas García Asensio