Curador: Javier Martín | Colección Ars Citerior de la Comunidad Valenciana
26/1-2/2 2018
MUA. Museo de la Universidad de Alicante | España
La familia, procedente de la ciudad alemana Halle an der Saale, se trasladó a finales del siglo XIX a Valencia, donde fundó la empresa Máximo Buch, dedicada a la fabricación de cepillos. Monika Buch nació en esta ciudad el 5 de marzo de 1936. Meses más tarde, debido a la Guerra Civil, toda la familia fue evacuada a Alemania. En palabras de Monika Buch, “así nos convertimos en una familia de refugiados”. Tras tres años residiendo en Bad Godesberg, cerca de Bonn, nada más finalizar la contienda española, la familia decide volver a Valencia, pero cuando el barco estaba pasando por el canal de la Mancha, el Reino Unido declaró la guerra a Alemania y el barco tuvo que retornar a Hamburgo. Los Buch, en su afán por volver a España, viajaron en tren a Italia y en Génova se embarcaron con destino Barcelona, donde les recibió el padre de Monika que ya había regresado previamente.
Finalizados sus estudios en los Colegios Alemanes de Valencia y de Barcelona, y tras realizar el servicio social femenino, que le resultó obligatorio para obtener el pasaporte, su madre le animó a que se trasladase a la ciudad alemana de Ulm, donde en enero de 1956 Monika ingresó en la Hochschule für Gestaltung (HfG) de Ulm (Escuela Superior de Gestaltung o Escuela de Ulm). Esta institución estaba dirigida por Max Bill e incorporó como docentes, además del propio Bill, a Josef Albers, Johannes Itten y Walter Peterhans. Todos ellos procedían de la mítica Staatliche Bauhaus (Casa de la Construcción Estatal), fundada en 1919 por Walter Gropius en Weimar y cerrada por las autoridades nazis en 1933.
Monika Buch relata sus primera impresión de la Escuela: “En enero de 1956 un día esplendido y frío vi por primera vez el magnífico edificio de la Hochschule, en mi vida había visto algo parecido, este acontecimiento cambió toda mi vida. Lo llevo clavado en mi mente”.
Los estudios en la HfG estaban basados en la percepción visual según la psicología de la Gestalt (o psicología de la forma), cuyo lema es que El todo es mayor que la suma de sus partes. Es decir, que la figura en que nos fijamos está formada también por el fondo en que se encuentra, por lo que la suma de todas esas formas (figura y fondo) es mayor que la figura inicial en la que nos hemos fijado. En aquel centro, Tomás Maldonado puso en práctica el curso “visuelle methodologie” en el cual se realizaban ejercicios sobre temas como: Figura/fondo, efecto espacial, ambigüedad, exacto/inexacto o el negro como color”. Otros estudios impartidos en Ulm fueron el de las perspectivas lineales a cargo de Albers, la geometría como lenguaje de las formas por el profesor Hermann von Baravalle y Helene Nonne Schmidt (asistente de Paul Klee en la Bauhaus), de la que Buch aprendió el trabajo con los matices de colores. Y todo ello bajo la dirección del artista y arquitecto suizo Max Bill, comprometido con el arte concreto y que consideraba la obra de arte como un objeto para el uso espiritual.
Durante los dos cursos que permaneció Monika Buch en la HfG, el estudio de la geometría y sus posibilidades fueron una de sus pasiones, lo que dio lugar al carácter de las obras que llevó a cabo en estos años y que fueron la base de gran parte del desarrollo de sus investigaciones plásticas: las posibilidades que ofrece la línea y el módulo y las formas que pueden derivarse de ambas, gracias a los giros y traslaciones. Unas de las formas resultantes fueron las llamadas figuras imposibles, porque no pueden existir en realidad, surgen cuando se pretende obtener una figura tridimensional con datos bidimensionales provocando en el espectador una tensión emocional al crearse un enigma visual. El color fue también muy característico de las formas que Buch realizó en estos años, tanto que la propia autora los denomina como “unos colores muy Ulm”.
Tras su etapa en Ulm, en 1958 se trasladó a Utrecht, ciudad donde sigue ahora residiendo y donde cursó los estudios universitarios de pedagogía y psicología infantil. Durante dos años centró su actividad en el campo del diseño de juguetes en la fábrica holandesa ADO. Desde 1972 se dedicó a su trabajo artístico, con investigaciones centradas en la interrelación forma-color.
La obra de Monika Buch se fundamenta en lo que aprendió en la HfG. En palabras de la propia artista: “Siempre parto de una idea o una pregunta que quiero resolver. Me interesa la percepción: qué es lo que veo y porqué, por eso me gusta trabajar en un tema con variaciones. La estética es importante pero muchas veces más en un segundo plano. Una obra puede ser bella o agradable de ver, pero para mí tiene que tener algo más, algo interesante que te llama la atención o que atrae tu mirada cada vez y quieres descubrir lo que te inquieta”.